miércoles, mayo 30, 2012

Hipstamatic - Sumario


Mientras comienzo a escribir el artículo siguen ocurriendo algunas cosas. Lo que viene a continuación es un sumario que recoge algunas de ellas. La prima de riesgo merodea los quinientos quince puntos básicos. La bolsa española sigue aflojando y retrocede un dos coma treinta y cuatro por ciento a su cierre. El grupo Bankia se desploma tal y como ha venido sucediendo desde que se destapó el agujero que escondía. Se acaba de conocer que un exdirectivo de este banco se lleva catorce millones en concepto de pensión y prejubilación. Otro directivo de Cajamadrid tiene derecho a más de seis millones de euros por acogerse a un expediente de regulación de empleo. El Partido Popular rechaza frontalmente que los exresponsables de este grupo bancario tengan que dar explicaciones, a pesar de que las ganancias que declararon ocultaban pérdidas de más de tres mil millones de euros. Bankia recibirá diecinueve mil millones de ayudas públicas, que se suman a los más de cuatro mil millones de euros con que se recapitalizó la entidad. El gobierno cree perjudicial que el gobernador del Banco de España nos explique qué está pasando. El sector público ha perdido ciento quince mil empleos en los últimos seis meses como consecuencia de los planes de austeridad. La Xunta de Galicia deja caer que hay Ayuntamientos que están a punto de suspender pagos. El presidente del gobierno nos indica que es un mal momento para pedir a la Iglesia que pague el IBI. El máximo representante del Consejo Superior del Poder Judicial ni dimite ni se avergüenza por sus viajes a Marbella –sin especificar motivo- durante algunos fines de semana. En los últimos días han sido imputados el exdelegado de Trabajo y Seguridad Social de Sevilla, el alcalde de Murcia y el número dos del Partido Popular en esa comunidad. Lejos de adoptar medidas que reactiven el consumo, la facturación del comercio minorista baja un nueve coma ocho por ciento en abril. Lejos de alcanzar el objetivo de déficit –piedra angular de la economía creativa-, en cuatro meses ya hemos superado el setenta por ciento de la cifra fijada para este año. Y hasta aquí. Ya está. Esto es lo que tengo que decir hoy. No hay una reflexión final. Tampoco un giro sorprendente. No ocurre nada asombroso. Sólo ellos: Mariano Rajoy, Luis de Guindos, Rodrigo Rato, Cristóbal Montoro…


miércoles, mayo 23, 2012

Hipstamatic - Amigdalitis




Ahora resulta que sufro de amigdalitis crónica. Esta mañana me lo ha dicho el otorrinolaringólogo. Al parecer mis amígdalas están cubiertas por una especie de surcos y pequeñas cavidades que hacen que esa zona sea un gran lugar para el veraneo de bacterias. ¿Estoy jodido, doctor?, le he preguntado con cierta afectación. No digas gilipolleces, me ha parecido leer en su mirada. Según me ha explicado, esta dolencia mía no viene de ahora. La arrastro desde hace bastante tiempo. No hablo de unos años. Tampoco hablo de mi adolescencia o de mi infancia. Al parecer esta amigdalitis empezó a fraguarse hace millones de años. Eso me ha dicho. Por la misma época en que cristalizaban conceptos tan variados y distintos como el amor, el tiempo, el vacío, el poder, la palabra, el secreto, la distancia, el placer, el silencio o el mismísimo deseo. Por poner algunos ejemplos, me ha soltado el laringólogo desde el otro lado de la mesa. Para ser sincero, me ha llamado muchísimo la atención que mi amigdalitis se generara a la par que el amor y el deseo. No veo normal que compartan génesis cosas tan dispares en significante y significado. Pero no soy yo quien tiene una pared de una sala de espera con una orla de la facultad de medicina de la Universidad de Granada. En fin, que el diagnóstico ha tronado en la consulta. Tal y como suena si lees esto en voz alta: Padeces una amigdalitis crónica y, además, prehistórica. ¿Usted no había notado nada antes?  Y yo, la verdad, a lo largo de mi vida he disfrutado de los beneficios del amor, he lamentado el castigo del tiempo, me he quedado vacío para volver a sentirme pleno, he ansiado mezquinamente el poder, he buscado la palabra exacta, he padecido la distancia, se me han afilado los colmillos al hablar de placer,  he guardado silencio y he deseado casi todas las cosas de este mundo. Pero esta dificultad al tragar, esta ligera y constante inflación de garganta, este dolor irradiado hacia la base del cuello, esta presencia fantasma en la faringe, esta amigdalitis crónica y, además, prehistórica no estaba ahí hace unas semanas. Eso lo aseguro sin miedo a equivocarme. Que estuviera escondida ahí durante siglos, bueno, lo puedo aceptar. Yo a estas alturas no me asusto de nada. Pero la amigdalitis se ha manifestado de golpe. Exactamente como lo habría hecho el amor o el silencio. 

jueves, mayo 17, 2012

Mi padre y yo



ESTÁ PASANDO: El Gaviero Ediciones ya ha anunciando la publicación para este año del libro de conversaciones entre mi padre y yo. El asunto me pone contento, contento. Soy muy fan de mi padre. El anuncio se puede ver aquí.

miércoles, mayo 16, 2012

Romanticismo

Puede ser que concentre en alguno de mis órganos vitales residuos de romanticismo.  Sólo es una hipótesis. Noto algo invasivo en mi interior. Me atrevo a imaginar que su naturaleza se asemeja a la del plástico fundido o a la del incansable musgo o a la de la dentadura de un perro. Está ahí como un peso, una alucinación, un cepo o una huella prehistórica. Y creo que me tiene donde quería tenerme: consciente de su presencia y temeroso de su poder. Este romanticismo deslocalizado, que así lo quiero llamar, es el que me lleva a defender que mi corazón es un hormiguero en construcción, por ejemplo. Es el que me revela que la sinrazón del sueño obedece a verdades olvidadas, que tus ojeras son hojas verdes y no raíces, que se puede ir más allá del peligro, que soy capaz de albergar tanta rabia como descanso y que a veces tengo que hablar en una idioma formado por semillas para acabar diciendo estas cosas tan extrañas. Este romanticismo me lleva a exonerarte de toda culpa, a prometerte interminables extensiones de tierra en África o en Oriente, a olvidarte como tú quieres ser recordada y a buscarte en la etimología de casi todas las palabras.  Así podría estar hasta el cierre de este texto, pero, para ser sincero, no siempre actúa el romanticismo deslocalizado. Cosa que agradezco, por cierto. Me he dado cuenta de que soy inmune a él cuando estoy en el pasillo charcutero del Mercadona, cuando no tiendo la ropa velozmente y me coge humedad, durante las dos horas posteriores a la vacuna de la alergia, poco después de un consejo de ministros y en mitad de una canción de Macaco. En todas esas situaciones el romanticismo se inhibe y soy capaz de comportarme como se espera que lo haga alguien como yo. Como un hombre que no delira y no acaba hablando de hormigueros en el corazón, que desconfía de la ilógica de los sueños, entiende las ojeras como lo que son y no promete latifundios que nunca tuvo en su patrimonio.  Un hombre que simplifica. Un hombre de sujeto, verbo y complementos. No más allá. Un hombre que se viste por los pies y no se complica la vida buscando el viaje poético de los neutrinos o confundiendo estúpidamente la imaginación con la memoria. No quiero ser un romántico.