La casa del nadador, esa sección de apariencia anfibia que durante dos años, domingo a domingo, ha ocupado un lugar en la sección Vivir de este periódico, cierra sus puertas transitoriamente para buscar el alivio directo del agua clorada, libre de algas y de presencia cristalina. Dicho de otro modo: que nos salimos a la piscina, vamos. No es que ésta tenga el empaque del mar Mediterráneo, pero al menos el nadador sabe dónde pisa, las ve venir y, hongos a parte, la calidad del agua es más fácil de estabilizar.
Nos trasladamos, pues, de los pasadizos y habitaciones-espejo de ‘La casa del nadador’, a la lectura anaeróbica de ‘Swimming pool’, la columna que firmará un servidor, de lunes a viernes, en estas mismas páginas que ahora tiene entre manos. El propósito es que este espacio mínimo –en comparación con la ‘La casa’, claro- acabe siendo un lugar físico donde uno se sumerja a apnea, busque la ingravidez y, cinco o seis brazadas después, rompa por la mitad la superficie. Más o menos, vamos. Sin presiones, que estamos en verano y las metáforas abruman.
Como no puede ser de otro modo, el nadador traerá a estas aguas lecturas confesables, viajes propios y ajenos, recortes de ciudades, etapas del tour de Francia, madrugadas, blogs, programas radiofónicos, actrices de otro tiempo, tickets de la gasolinera, psicofonías, repeticiones de la jugada, letras de canciones que no piensa reconocer nunca, quejas de los usuarios e instrucciones para hacer cócteles altamente balsámicos. Y además de eso, todo lo que se le ocurra.
Si el lector lo desea, siempre podrá darse un chapuzón en www.lacasadelnadador.blogspot.com, que es donde estarán los artículos amarrados, y así comentar, apostillar, proponer, criticar y gritar cuanto uno desee. Que no veas lo que libera. Sea bienvenido a esta piscina.
Nos trasladamos, pues, de los pasadizos y habitaciones-espejo de ‘La casa del nadador’, a la lectura anaeróbica de ‘Swimming pool’, la columna que firmará un servidor, de lunes a viernes, en estas mismas páginas que ahora tiene entre manos. El propósito es que este espacio mínimo –en comparación con la ‘La casa’, claro- acabe siendo un lugar físico donde uno se sumerja a apnea, busque la ingravidez y, cinco o seis brazadas después, rompa por la mitad la superficie. Más o menos, vamos. Sin presiones, que estamos en verano y las metáforas abruman.
Como no puede ser de otro modo, el nadador traerá a estas aguas lecturas confesables, viajes propios y ajenos, recortes de ciudades, etapas del tour de Francia, madrugadas, blogs, programas radiofónicos, actrices de otro tiempo, tickets de la gasolinera, psicofonías, repeticiones de la jugada, letras de canciones que no piensa reconocer nunca, quejas de los usuarios e instrucciones para hacer cócteles altamente balsámicos. Y además de eso, todo lo que se le ocurra.
Si el lector lo desea, siempre podrá darse un chapuzón en www.lacasadelnadador.blogspot.com, que es donde estarán los artículos amarrados, y así comentar, apostillar, proponer, criticar y gritar cuanto uno desee. Que no veas lo que libera. Sea bienvenido a esta piscina.
4 comentarios:
Veo que vas a trabajar este verano. Por mi parte, sólo deseo que llegue cuanto antes agosto y julio se empecina en no terminar.
Por cierto. Bailén muy bien. ¿Y la presentación del Jueves, qué tal?
Suerte nadador en la nueva singladura, aunque no la necesites, porque veo que tienes claro el norte.
bueno, lo hago gustosamente, amigo pepe. muchas gracias por tus buenos deseos. lo del jueves al final lo pasaron al miércoles. ¿qué qué tal estuvo? dejémeoslo en un: pintoresco.
Enhorabuena por tu nueva sección. Leí la columna de ayer y he leído la de hoy (periódico y café todas las mañanas, en mi media hora de desayuno, monótono pero indispensable), y la verdad, en poquito espacio se concentra bastante esencia, como sueles hacer en todo lo que escribes. Lo del soterramiento, a lo mejor digo una burrada, pero la verdad es que me da un poquito lo mismo, preferiría que mejoraran lo de “arriba”; más parques, playas limpias, centros sociales, carril-bici, instalaciones zoosanitarias decentes (si vais comprobaréis que están en condiciones deplorables, y sin ningún tipo de vigilancia)… en fín, estoy escribiendo y me suena a utopía…..
amiga luz, gracias. me alegra saber que me lees en tus desyunos. probablemente la comida más placentera del día. eso que dices sobre el cuidado de la superficie no es una burrada. pero la posteridad es la posteridad. quien queda? quién hace un poderoso soterramiento o quien adecenta las infraestructuras zoosanitarias?
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