lunes, julio 10, 2006

Se alquila casa

Teniendo en cuenta lo agitada que está la arena política en ésta última semana, hemos de aclarar un punto para alejarnos de incómodas especulaciones: la casa del nadador no ha sido subvencionada, becada o regalada por ninguna gran empresa constructora. Lo digo porque me temo que en los próximos días seguirán saliendo a la luz pública locales, trasteros, oficinas, sedes, pisos céntricos, huertos frutales y casetas de playa que fueron arrendadas por algunos que rubrican en la parte más débil de la ética. Deduzco que no termina de ser ilegal que un partido político, tal y como están las cosas en la ciudad en materia de hormigón y ladrillo, acepte, envuelto en papel celofán y con un gran lazo rojo, un local de manos de una gran constructora. Los regalos, regalos son. No seré yo quien quite la ilusión a estas celebraciones. Pero no me podrán negar que a uno se le afilan los colmillos con este tipo de hechos y, a poco que se le de vueltas al asunto, se acaba pensando mal o muy mal. Sobre todo si ese partido, en la anterior legislatura, se abalanzó sobre el área de urbanismo y se la metió en el falso fondo del sombrero; sobre todo si determinadas empresas constructoras –altruistas- hicieron su agosto en algunas zonas de la ciudad y no se vieron obligadas a invertir en accesos, de acuerdo con el crecimiento urbano. El cruce de declaraciones se encuentra en ese punto obcecado y cabezón en que deciden abrir el cajón ‘donde tengo guardados todos tus tropiezos, cariño’. Así que los alquileres generosos y desinteresados están saliendo a la palestra. Hasta que el señor alcalde haga una demanda de conciliación, claro, no vaya a ser que.
Hubo un tiempo en que me imaginé al nadador encaramado a la azotea de la eréctil torre que el señor Megino (GIAL) tenía proyectado construir en la capital. Una vez en las alturas gritaría seis o siete palabras que algunos viandantes no alcanzarían a escuchar y otros juzgarían vocablos de cualquier idioma nórdico o lengua olvidada y muerta. Después, en forma de lápiz con bañador elástico, se tiraría al vacío, dejaría pintada en el aire una perfecta línea azul cobalto y se zambulliría en una fuente del tamaño de la Ciudad Digital. Desgraciadamente, esto ya no va a ser posible. Al menos por ahora. Al parecer, un cálculo demasiado confiado en el precio del metro cuadrado ha sido la razón de que el concejal de urbanismo advirtiera que, en ocasiones, peca de bonachón. He leído por ahí que adjudicó la tasación del terreno a los técnicos de los propios compradores y que, claro, el precio no terminaba de ser el que debía. Menos mal que el señor Cervantes (IU) estaba ahí para decirle ‘Juan, que te engañan, Juan’. De todas formas, aún me quedan las colosales torres que construirá en la antigua térmica de El Zapillo para imaginarme al nadador, enhiesto y olímpico, en las alturas. Esta vez para zambullirse en el mar, que para eso va a edificar a apenas cien metros de la orilla del Mediterráneo. Con dos huevos.

Lo cierto es que con tanto vaivén de viviendas, rascacielos y locales para futuras sedes políticas uno acaba por agotarse. Sobre todo si las casas de las que verdaderamente se tienen que acordar yacen en el más absoluto abandono y desahucio. Almería tiene algunos edificios y monumentos en situación límite, y no parece que se esté haciendo demasiado para que esto cambie. Me vienen a la memoria las señas de la Casa de las mariposas, el Teatro Cervantes, la antigua estación de ferrocarril, la estación de autobuses de la Plaza de Barcelona mutándose en supermercado, algunos diseños de Guillermo Langle ya derruidos o el Cable Inglés. Me viene a estas líneas la casa del poeta José Ángel Valente cerrada a cal y canto; muerta de silencio y entregada al vacío. Una imagen vergonzosa a ojos de los que, casi en peregrinación, pasean por su calle y se sientan en su puerta cada vez que pisan nuestra ciudad. A pesar de que el Ayuntamiento desembolsó una cantidad importante para adquirir sus dos plantas y azotea, con vistas a inaugurar una futura casa de la poesía, el proyecto no parece cercano casi 6 años después de su muerte. Así lo dejan entrever unas macetas mustias en sus ventanas mudas, un ruido fantasma y una placa honorífica que acabará por desatornillarse a sí misma y marcharse con la música a otra parte. A este paso, el letrero en el que reza el nombre de la calle y del poeta será el único material que conservemos de su vida en el sur. Posiblemente las cosas no las hicimos bien en su momento. No sé si tuvimos oportunidad de pujar por su biblioteca, pero ya es demasiado tarde para quejas y berrinches. Nos quedan aún las cuatro paredes en las que se refugió y la azotea desde la que miraba a diario. El que tenga las llaves en su cajón debería cogerlas inmediatamente e ir allí, abrir las puertas y ventanas y dejar que la luz lo queme todo.
Juan Manuel Gil

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Precisamente estuve la semana pasada hablando con esa placa honorífica que dices que acabará por desatornillarse a sí misma, y me confesó que estaba al borde del suicidio. Tenía la voz un tanto marchita y se le notaba cansada.

Anoche me desperté alarmado por un ruido que venía de afuera, y al asomarme la vi llorar. Si os la encontrais abrigada con una capa roja, las plantas de los pies ennegrecidas y os pide para un bocadillo, regaladle vuestra poesía.

Anónimo dijo...

lo de la casa de Valente es de verguenza, claro, que eso es una cosa que muchos políticos no saben ya lo que es.
Escribir versos mientras te ningunean tipos que no tienen ni puta idea de que el mundo, el otro, el de los poemas, no va a dejarse vencer por las miras cortas dwe quiénes deciden mal de 20 veces 18.

Luna Miguel dijo...

buscar casa en almería es un caso para iker jimenez

Juan Manuel Gil dijo...

1. perseo, haces bien pasándote con regularidad por la puerta de mr. valente. me sumo a tu llamamiento solidario. aunque el humor calma, cada vez menos, la sensación que nos provoca el absoluto olvido al que está sometida la 'futura casa de la poesía'. habrá que seguir pataleando.

2.la situación es vergonzosa. cierto. la ignorancia de los responsables en materias como ésta no es un atenuante. Es todo un agravante. Estoy contigo. Con la poesía no pueden. bienvenido, anónimo.

3. luna, no descarto que nuestro admirado iker estudie el caso-de-la-casa-de-valente. gracias por volver.

beren dijo...

Lo de Valente es de juzgado de guardia, Almería se olvida de su legado y Galicia reniega de él por no escribir en gallego. Espero que el nadador siga gritándo su nombre desde las azoteas.

Juan Manuel Gil dijo...

1.amigo beren, gritaremos y escribiremos su nombre a menudo.Estaría bien que, ahora que andas por tierras galegas, nos contases que acogida tiene la figura de valente por allí;que abras con más detalle ese tema que apuntas en tu post.

2. roberto, vigilaré las palabras, sus relaciones, sus infidelidades,sus deseos y sus deslices. sinceramente, "La Política, la gran Política que hoy se echa en falta en este mercado-mundo" prefiero dejártela a ti, para que amenices tu blog. bienvenido, nadador.

Anónimo dijo...

Me encantó tu artículo cuando lo leí en el papel. He vuelto para volver a hacerlo y dejar aquí esto escrito: Conserva esa frescura. No hay mucha por ahí.

Juan Manuel Gil dijo...

gracias joaquín. espero leerte a menudo por aquí. la temperatura de la casa del nadador pretender ser fresquita.