Yo tenía pensado ir a Old Trafford a ver jugar al Athletic. Almería, Madrid, Londres. Sí. Era una sorpresa que me tenía reservada a mí mismo por razones que no vienen al caso. Lo había preparado todo con una minuciosidad que no me es propia, la verdad. Tenía medios, tiempo y coartada. Había afilado mi speaking. Know? Pero en algún momento me puse a pensar en algo y se me olvidó que tenía en mente ir a Old Trafford. No es la primera vez que me pasa. En su momento, también olvidé que quería ir aquí, ver esto, leer esta novela y comprar esto otro de vuelta a casa. Total, que me he venido a acordar cuando he encendido la tele y estaba a punto de empezar el partido. Ha habido de todo. Momentos en lo que he deseado estar en esas gradas. Momentos en los me he alegrado de no haberme gastado el pastizal pertinente. Momentos en los que he rapiñado algo en el frigorífico. Momentos en los que se me han helado los pies. Vamos, lo que vienen a ser momentos, así, en general. Pero bueno, lo que yo quiero decir con todo esto es que el Athletic ha jugado un partido de putísima madre. Ahora me voy a leer un rato. Muy mal se me tiene que dar la noche para no soñar que soy arqueólogo y descubro cosas.
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jueves, marzo 08, 2012
domingo, enero 22, 2012
Desórdenes
Concentrar toda la noche en el whatsapp de la mañana. Acariciarle la nuca a la cafetera express de cápsulas inteligentes. Planchar de mala manera la camisa de cuadros azules. Abusar del suavizante en la primera lavadora del día. Saludar desde la terraza a un tipo que conduce un enorme cortacésped. Triturar todo lo que tiene que triturar. Pasar de kilómetros a días, horas y minutos. Recibir la buena noticia de que todo sigue igual aquí y allí. Recordar que ha soñado que tenía bigote y ranchera. Meterse una sobredosis de Houellebecq. Despertar en el suelo de la cocina. Gastarse dos euros en lavar el coche. Apostar a que siempre llevó razón. Asumir la importancia de la vida inalámbrica. Repetir aquí y allí.. Golpear con un palo de golf al tipo del cortacésped. Dejarlo inconsciente. Esconderlo en el trastero. Preparar un zumo con naranjas recién compradas.
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