domingo, junio 17, 2007

Adicciones inconfesables

Sparring político

Reconozco que me siento intranquilo. Desde hace ya algunas semanas, me acompaña a todas partes el runrún de una pregunta que salió de boca de un amigo, mientras almorzábamos en plena campaña electoral. ¿De verdad te gusta escuchar lo que dicen los líderes políticos?, me preguntó a bocajarro. Yo, como es evidente, no moví un músculo ante una pregunta de esa índole. Pero él debió deducir la respuesta y, rápidamente, comenzó a hablar de la inconveniencia de regar el césped a plena luz del día.
Hoy, en estas líneas me libero y reconozco abiertamente que sí. Que siento una atracción mórbida por palabras como candidatura, programa electoral, zonas verdes, recalificación, hoja de ruta, equipo de gobierno, coche oficial, viviendas para jóvenes y yo te prometo lo que tú quieras si me votas. Y esto, aunque no esté demasiado orgulloso de decirlo, lleva tiempo siendo así.
Habrá quien piense que lo que debería de hacer es echarle arrojo y emplearme decididamente en una imparable y meteórica carrera hacia la concejalía de urbanismo. Pero, con sinceridad, no creo que se trate de eso. Lo mío es más una cuestión de espectador, de puro sparring político, de testigo ocular en la escena del crimen. Por eso soy capaz de dejar de hacer cualquier cosa por escuchar a un político prometerme que mi vida va a ser mejor si le doy una oportunidad.

Entrevista televisiva

Mi formato predilecto es la entrevista televisiva. Te permite analizar la escena con mayor serenidad, atención y cautela. Uno puede mirar a los ojos del candidato sin miedo a que le reconozca y se quede con su cara; uno está más preparado para detectar dónde reside la fragilidad y la ternura de la que siempre hablaron sus familiares; uno llega a invitar a casa al presidente del gobierno, al líder de la oposición o al alcalde de su ciudad con la naturalidad con que se manda un mensaje de móvil.
Estos días atrás, después del retorcido comunicado de ETA, el presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, concedieron sendas entrevistas en distintas cadenas de televisión. Y como es obvio, yo, durante los días previos, andaba más contento que unas castañuelas porque iba a sentarme cara a cara con cada uno de ellos. Además, estaba convencido de que pronunciarían binomios del tipo lealtad / deslealtad, traición / fidelidad, Yo sí / Tú no, política penitenciaria / cesión ante el chantaje, practica Cuatro / la fuerza del cinco.
Me va a perdonar el señor Mariano Rajoy, pero como no me concedieron el permiso en el trabajo, por mucha instancia sensiblera y afectada que cumplimenté, me quedé sin verlo y escucharlo. Sí estuve, en cambio, frente al presidente del gobierno, que fue entrevistado a una hora quizá más jornalera. Y la verdad es que su intervención no tuvo desperdicio.
El día que Iñaki Gabilondo éramos todos, Rodríguez Zapatero osciló desde un lánguido desencanto hasta un enfado atrevido. Se mostró, en algunos momentos de la entrevista, muy dolido con el partido mayoritario de la oposición, blandamente nostálgico con aquellos tiempos de unidad contra el terrorismo y optimista con el futuro. Pero, lo que no es tan normal, es que dejara entrever, como pudimos comprobar, cierto pataleo rabioso, un nos vemos a la salida del colegio, una decepción tan dolorosa como irritante. Por eso se atrevió a asegurar que la postura del PP iba a ser la misma hasta el final, o que no todo el mundo –refiriéndose a Rajoy- pensaba y sentía la política como él, o que se han dedicado a mentir insistentemente para sacar rentabilidad electoral.
Lo cierto es que ese tono irritado de Zapatero me gustó. De hecho, percibí en algún momento un leve golpe de su puño contra la mesa. Pero no lo puedo garantizar. Lo que sí es verdad es que, desde casa, intenté azuzarlo aún más para ver si se acordaba de Acebes o Zaplana. Esos que nunca hablaron con ETA, que no hicieron política penitenciaria con los presos etarras al acercarlos al norte, ni que les suena la etiqueta de Movimiento de Liberación Vasco. Porque ellos, curiosamente, sólo son, creen y se deben al Pacto por las libertades y contra el terrorismo. Made in ZP.

Juan Manuel Gil

7 comentarios:

Juan Manuel Gil dijo...

¿Quién os gustaría que entrevistase Iñaki Gabilondo? Tenemos mano en Cuatro. El más votado será propuesto al jefe de informativos de este jovencísimo y atlético canal.

Anónimo dijo...

No me gusta la política y mucho menos los que la representan, aunque la derecha va de mal en peor y miedo me da si saliese Rajoy con la sombra de Aznar y sus flamantes discursos acechando...

Un saludo y practica Cuatro

Juan Manuel Gil dijo...

amigoanónimo, crucemos los dedos.

Anónimo dijo...

A mí me gustaría mucho que entrevistara a Pablo Iglesias (vía Ouija e Iker Jiménez, claro). Me gustaría que le preguntara que qué opina del nuevo socialismo. Que qué le parece que ya no tengan cabida la lucha de clases, el ascenso del proletariado ni la voz del pueblo. Me gustaría que le hablara del marchito color de la rosa y de la transformación del puño cerrado en otra mejilla. Me gustaría que la cámara se centrara en su gesto y observar cómo se le escapa una lágrima tontorrona cuando le preguntara por los ideales por los que él luchó. Quizá se los llevara consigo... Quizá fuera posible una entrevista así; ideas más torpres se han visto, desde océanos de oro a tumbas de sal...

Juan Manuel Gil dijo...

amigo perseo, anotamos tu propuesta. creo que contamos con la inestimable colaboración de iker, y de carmenporter, claro. esta entrevista sería un éxito de audiencia en praintain. pero me temo que el vaticano nos apretará las tuercas. mientras tanto, siga proponiendo.

Anónimo dijo...

Hace tiempo que echo en falta en nuestro país políticos que den la talla en los momentos decisivos e intelectuales como los del primer tercio del siglo XX. Entrevistado Zapatero, no consigo fijar mi atención en nadie que despierte verdaderamente mi interés. Por eso, me permito aprovechar la línea de comunicación abierta por Perseo y propondría como invitado para que ofreciera su comentario sobre la realidad española a don Ramón María del Valle Inclán. Hace mucho tiempo que lo echo de menos. Me gustaría saber, a través de la preguntas de Gabilondo, si se decidiría a escribir un esperpento o una farsa. ¿A qué políticos llevaría a pasear por el Callejón del Gato? En su periplo nocturno por la vida madrileña ¿qué lugares visitaría? ¿Qué personajes crearía a partir, por poner solo un ejemplo, de Acebes? Posiblemente a Zapatero le diera un papel semejante al del Príncipe Verdemar, el vencedor de "La cabeza del dragón".
Y puestos a imaginar, sería fantástico que al finalizar la entrevista se materializara junto a ellos Max Estrella.

Juan Manuel Gil dijo...

amigo fandecabellera. definitivamente me sumo a tu propuesta. todos al callejón del gato. que vayan pasando uno a uno frente al espejo. cóncavo y convexo. que vuelva el espectáculo: el hombre elefante y la mujer barbuda.

gracias especiales por este post, amigo.