miércoles, abril 06, 2011

Hipstamatic - Pandemia

Pienso que las catástrofes nos traen palabras en un cesto de mimbre. Tras el manotazo de cualquier desgracia importante, las palabras comienzan a burbujear hasta alcanzar la superficie. Vuelven a la vida, buscan ser pronunciadas y escritas, desarrollan masa muscular, se desplazan con celeridad y propician la pandemia. Su comportamiento no anda muy alejado del que despliega una voraz plaga de langostas. Cuando vienes a darte cuenta, ya es tarde, ya están sus ojos dentro de tus ojos.
     Lo que digo es que, antes de que dos aviones hicieran añicos las Torres Gemelas, a mí el nombre de Osama Bin Laden, de haberlo escuchado, me habría sugerido un cóctel en el piano bar de un crucero. Y eso que ya era el hombre más buscado por los servicios de inteligencia norteamericanos. Lo que digo es que, después de que el Prestige dejará escapar unos pequeños hilitos de petróleo (Rajoy dixit), a mí la palabra chapapote (del náhuatl), durante unos días, me pareció una broma de Gomaespuma. Lo que digo es que yo reconozco que no tenía ni puta idea de lo que era un tsunami antes de que un vómito de mar arrasara Indonesia en el año 2004. Y ahora no hay terremoto que no nos haga alzar la mirada al horizonte. Lo que digo es que me pregunto. Y lo que me pregunto es cuál será la palabra que nos deje el chirriar de dientes de Japón. Y ahí vuelvo a decir que, según el sondeo que me he realizado a mí mismo, quizá ande en un punto intermedio entre Fukushima y la fusión del núcleo. Más o menos, que no es algo científico.
     Pienso, además, que las alegrías también traen palabras en un cesto de mimbre. Que el júbilo es un gran dispensador de palabras renovadas. Pero, tal vez, no les damos la misma relevancia que a las que nos endosa el catastrofismo. Si te fijas bien, están ahí. Son más de chisporrotear que de magullar. Les va bien tanto el satén como la lentejuela. Prefieren la minúscula y los puntos suspensivos. Y, atento, escucha lo que dicen: su pronunciación reduce el riesgo de caries. Yo tiro de memoria y me vienen algunas. Iphone, vuvuzela, hipstamatic, clembuterol, massagué, iniestazo y me-gusta. Tú tendrás algunas más en la punta de la lengua. Dímelas. No me seas de los que aseguran que España está al borde del abismo. Qué flato, oye.

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