viernes, febrero 10, 2012

Llegan las heladas


Esta mañana el termómetro marcaba -1ºC. Iba de camino al trabajo mientras Carles Francino hablaba en la radio. La verdad es que era impresionante ver el campo cubierto de escarcha. También los coches y la carretera. Pero sobre todo el campo. Blanco, frío, agrietado, prehistórico, crujiente. Francino comentaba la sentencia del Tribuanl Supremo a Baltasar Garzón. Once años de inhabilitación por haber puesto micrófonos en las macetas de la sala donde se reunían detenidos y abogados. Y qué detenidos y qué abogados. Género fino. Los mismos que se han estado llevando dinero público a manguerazo limpio. No soy el único que se siente así: me avergüenzo hondamente del Tribunal Supremo. Su sentencia hiere la reputación de este país. No es cuestión de simplificar, pero así está el panorama: Los delincuentes -que necesitaron de políticos corruptos- sin sentencia, los políticos corruptos -que necesitaron a los delincuentes- declarados no culpables y el juez -que cortó el mamoneo a estos sinvergüenzas- condenado. Lo peor que nos podía pasar ahora es que sacara los colmillos una justicia vengativa, recorosa y fuera de todo sentido común. Porque eso es mucho más destructor que cualquier crisis económica, que cualquier prima de riesgo, que cualquier rescate a la europea. Llegan las peores heladas que nos podíamos imaginar.

3 comentarios:

Nani dijo...

Estamos en la Edad de Hielo. Por la frialdad de los acontecimiento. Porque dejaron de importarnos las personas, para rescatar a los bancos y salvar a los corruptos, porque somos individualistas y egoístas, porque deberíamos estar en la calle protestando por el genocidio a los derechos de un pueblo que otros ganaron con esfuerzo, sudor lagrima y hasta con su vida...y nunca mejor dicho hemos perdido el norte!!!

Anónimo dijo...

Me gusta, Juanmagil. Eres un Dios con la pluma. En cuanto a las heladas, eres un crack.

Susana dijo...

El mundo al revés. La justicia está hecha para proteger al delincuente. Estamos totalmente deshumanizados. Un abrazo